Me interesa ese sutil equilibrio, un punto de tensión, donde dialoguen las fuerzas del azar, el gesto inconsciente y la sensibilidad del dibujo. Deteniéndome en el punto justo, donde es fundamental la intervención del espectador para ser completa la obra.
A cada nueva obra me enfrento en una experiencia nueva y única. Busco meterme en problemas, sacarme de mi zona de confort, me pongo dificultades. En el camino de resolverlo, de seguirlo hasta traerlo a mi es donde se da lo inesperado. En cuanto me veo vencedora, lo doy por terminado, sin necesidad de hacerlo evidente.